Caníbales sagrados en las riberas del Ganges
En las orillas del río sagrado de la India, el Ganges, una antigua secta ha sobrevivido a la influencia de los tiempos modernos, a pesar del rechazo de la sociedad. Los Aghori practican el canibalismo y otros rituales vinculados con su adoración al dios Shiva, uno de los tres más importantes de la religión hindú.
Los aghori suelen habitar cerca de crematorios y cementerios, donde llevan una vida de meditación y prácticas rituales consagradas a Shiva. No suelen utilizar ropas, solo unos paños minúsculos para ocultar sus partes íntimas, mientras cubren sus cuerpos y cabellos con cenizas.
Los integrantes de esta secta utilizan los cráneos humanos como recipientes para beber y preparar sus alimentos. También emplean huesos de personas fallecidas para elaborar prendas y utensilios.
Los sadhu u hombres sagrados, como también les llaman, arrastran cadáveres semicarbonizados que flotan en el Ganges o cuerpos en descomposición de personas fallecidas que no fueron cremadas (pobres, niños menores de cinco años, mujeres embarazadas, enfermos y suicidas). Entonces se alimentan de su carne, cocida o cruda, para adquirir poderes sobrenaturales y devenir inmortales.
Pero no solo consumen carne humana. Los aghori practican también la coprofagia (comer heces fecales) y beben orines humanos o animales. Para ellos ninguna materia es deleznable, pues todo lo que existe proviene de Brahma, el creador, y por tanto rechazar algo sería un acto de desprecio a esa deidad.
La palabra aghori significa que no se aterrorizan, no temen a nada. Esa acepción resume el empeño de los miembros de la secta por romper con los tabúes del resto de los hindúes, que los desprecian. Ellos trascienden los sentimientos humanos y las convenciones sociales, los cuales constituyen obstáculos en la búsqueda de la pureza.
A pesar de las costumbres extremas de los aghori, la secta atrae a nuevos integrantes. Los miembros deben permanecer al menos 12 años apartados de su familia y sus amigos. Como parte de la iniciación deben inutilizar sus órganos sexuales, para evitar cualquier descendencia mortal en este mundo ilusorio. Los hindúes creen que los aghori son capaces de controlar el clima y curar a los enfermos.
Para los hindúes el alma de los muertos descansará en paz si el cuerpo es cremado. Las cenizas son depositadas en el río Ganges, uno de los más contaminados del mundo.
La vida de los hindúes gira en torno al Ganges. En el río realizan rituales de purificación, depositan a sus muertos y honran a los dioses. Varanasi (en esta foto) clasifica como una de las siete ciudades sagradas del hinduismo, porque según la leyenda fue fundada por el dios Shiva.
Shiva, el dios destructor, es una imagen omnipresente en las ciudades de la India. En esta imagen aparece en una de sus poses tradicionales, junto al río Ganges, en Varanasi.
Visto en: yahoo-
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